Placa en la entrada del Ayuntamiento de Huesca que el alcalde se niega a retirar.
Carta a Luis Felipe, alcalde de Huesca
Nada tendría de particular que el alcalde Luis Felipe viajara a Sevilla un viernes cualquiera, sin embargo, su marcha el pasado 6 de marzo constituye todo un acontecimiento de carácter extraordinario, si bien tan difícil de interpretar como casi de creer. Luis Felipe, según reza el texto de una columna en este mismo diario [Altoaragón, 6 de marzo], asistió en el municipio sevillano de La Algaba, situado a 7 kilómetros de la capital hispalense, a una jornada de memoria histórica organizada por la Asociación Comarcal Pro Memoria Democrática de la Vega Media del Guadalquivir, convocatoria destinada a honrar la memoria de ciento cuarenta y cuatro presos muertos en el campo de concentración de Las Arenas, durante los años 1941 y 1942. Entre las víctimas se anota un vecino de Huesca de 18 años, Francisco Torres, enterrado el 15 de julio de 1942 en una fosa común junto con sus compañeros de cautiverio.
Cómo es posible que Luis Felipe, refractario a la memoria histórica y democrática, se tomara la molestia de viajar a Sevilla cuando nunca ha participado en un acto de esta índole en Huesca, es una incógnita difícil de desentrañar. Un arcano.
Pero si, además, atendemos a la información que facilita la página web oficial del Ayuntamiento de La Algaba, el misterio se hace impenetrable. Nuestro alcalde viajero, no solo se solidarizó públicamente con la asociación memorialista señalada y su propósito de exhumar los cuerpos de los prisioneros vencidos por el hambre, los malos tratos, el hacinamiento y las enfermedades, sino que llegó a dar cuenta de “su compromiso y las actividades que está realizando para recuperar la memoria de acuerdo con la legislación general y autonómica”.
¿Qué maravillas pudo explicar Luis Felipe a esas buenas gentes de la Vega Media del Guadalquivir? En realidad, lo que quisiera, puesto que no lo conocen de nada. Lo paradójico y desgraciado del asunto radica en que el Ayuntamiento de Huesca viene desoyendo e ignorando, con palmario desdén, las demandas que el Colectivo Ciudadano ha realizado durante los últimos años en materia de recuperación de la memoria y cumplimiento de las leyes en vigor: Eliminación de la simbología franquista presente en el propio patio municipal y algunas calles de la ciudad, revisión del callejero todavía con obvias evocaciones a personajes y hechos de la dictadura, rutas de la memoria inéditas en los proyectos municipales, desatención palmaria a las víctimas del franquismo, indolencia arbitraria frente a los lugares históricos de los cementerios y, en suma, ausencia absoluta de políticas y presupuestos para proyectos de memoria democrática y antifascista.
¿De qué podría hablar con cínica autoridad Luis Felipe en Sevilla? De que aquí nadie le menea su silla, ni aunque emprenda un viaje a ninguna parte cualquier primer viernes de mes. Cosecharía muchos aplausos, seguro.
Víctor Pardo Lancina
Colectivo Ciudadano de Huesca