Gonzalo Calamita Álvarez

Mercedes SanchezNoticias, Publicaciones y ArtículosLeave a Comment

Esta calle de Zaragoza los zaragozanos y zaragozanas la tenemos que recorrer en algún momento obligatoriamente, ya que por ella se accede a parte de los servicios del Hospital Miguel Servet, urgencias, traumatología y consultas.

Recordemos que Miguel Servet fué quemado en la hoguera por intolerantes religiosos. ¿Cinismo que a su lado figure el nombre de otro intolerante?.

Nació en Villaviciosa de Odón (Madrid) el 7 de marzo de 1870.

Se licenció en Ciencias Físico-Químicas en la Universidad Complutense de Madrid, donde se doctoró. En 1897 obtiene la cátedra de Química Orgánica de la Universidad de Zaragoza. Fue Decano de la Facultad de Ciencias desde 1918 hasta 1933, siendo entonces promovido a Rector de la Universidad hasta su jubilación en 1941.

Académico fundador, fue Presidente de la Academia desde 1933 hasta 1935. Falleció el 28 de febrero de 1945.

Según La Gran Enciclopedia Aragonesa, “tuvo la audacia de cambiar el atuendo universitario, sustituyendo el tradicional chaqué y la chistera por la «americana»”, fue propulsor de las obras de la actual Ciudad Universitaria, nombrado rector honorario de la Universidad de Zaragoza a su jubilación.

Entonces se preguntaran, ¿porqué en una iniciativa del anterior gobierno de la ciudad ZEC, fué una de las calles que se quisieron cambiar de nombre?

En 2018, se presento una proposición conjunta de CHA ARAGONESISTA y ARMHA, en el consistorio para que Zaragoza fuera la primera ciudad española sin simbología franquista.

En 2019 se aprobó provisionalmente el cambio de nombre de esta calle, se cumplian dos objetivos, liberar la ciudad del nombre de un colaborador activo del franquismo y feminizar el callejero.

La nueva corporación municipal, integrada por PP, Ciudadanos y VOX, dio marcha atras a esta iniciativa, escudandose en que no estaba bastante documentado y que había que hacer un estudio.

En 2018 la Universidad de Zaragoza, a petición del Ayuntamiento de Zaragoza, ya realizo ese estudio, que fué pagado por todos los zaragozanos. ¿Donde está?, hay rumores que dicen que la vicealcaldesa lo tiene escondido en un cajón, no sabemos si es así, pero en algún sitio tiene que estar.

¿El nuevo consistorio piensa que la Universidad no ha presentado un informe técnico-historico, no esta suficientemente documentado?

“desistir y dar por finalizado el procedimiento” de cambio de denominación de las calles alegando que el acuerdo de aprobación provisional “no está suficientemente fundado” porque “el expediente carece de informes técnico-históricos sobre la idoneidad y oportunidad del cambio de nombre propuesto”

“En las primeras horas del 19 de julio de 1936 puse a disposición del General Jefe de la Quinta División todos los elementos universitarios”.

Palabras de Gonzalo Calamita Álvarez, rector de la Universidad de Zaragoza desde 1935

A propuesta del mismo rectorado de la Universidad de Zaragoza, la Junta de Defensa Nacional decretó el 19 de agosto de 1936 las nuevas normas que imperarían en las escuelas de primaria, cuya enseñanza debía responder «a las conveniencias nacionales»

Activo colaborador con los sublevados en el esfuerzo por ganar la guerra,

Fué el jefe de “El Servicio Químico de Guerra de la Quinta División”, agregado al Estado Mayor, encabezó el equipo compuesto por el personal de la Facultad de Ciencias, que intentó resolver toda clase de problemas del Estado Mayor, desde la falta de combustible y aceites adecuados para los motores, hasta la fabricación artesana de más de cien mil “botellas incendiarias”, trabajo realizado en los laboratorios de la facultad.

Asesor y jefe de la sección técnica de Aragón de la Dirección Nacional de Guerra Química, la universidad se había transformado en un importante apoyo logístico del ejército sublevado.

El Estado Mayor de la Quinta División comunica al rector Calamita, el mismo asesor de la Junta de Defensa, que, en aplicación del decreto número 108 de septiembre de la Junta de Defensa Nacional, quedan destituidos de sus cargos o suspensos de empleo y sueldo una serie de profesores y algunos subalternos de la Universidad de Zaragoza.

Orden que acato entusiastamente incorporando nombres nuevos a los suministrados por el Estado Mayor.

Las bibliotecas tampoco se salvaron de su fervor defendiendo los principios del golpe militar, creó un modelo de depuración propio, 4.289 títulos no pasaron su criba y fueron destruidos.

¿Todas estas razones no les valen al consistorio zaragozano para retirar el nombre del callejero?

Mercedes Sánchez

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