Agustina Simón fue una fanática que cuando le pidieron sus servicios como enfermera (hasta las monjas, estaban colaborando) para los hospitales de campaña republicanos se negó, al parecer diciendo que «no tocaría a un rojo ni con guantes», su único mérito para aparecer en el callejero es que era carlista, y las autoridades del Movimiento tenían que poner alguna calle dedicada a ellos, como la de Requeté Aragonés (que, significativamente, sustituyó a 5 de marzo).
Fusilados hubo muchos, ¿porqué destacar a una que no mostró ningún interés humanitario, a pesar de sus labores, en cualquier herido que no fuera de los suyos? Diga lo que diga el medievalista y heraldista Fatás.
Pues eso. Ni labor humanitaria ni leches.
Y la culpa viene muy bien distribuida entre el PSOE, al que se le dijo y no quiso cambiarla «porque era una enfermera», ZEC, que no se dió ninguna prisa y ahora, estos del Ayuntamiento, con el vergonzoso apoyo del famoso «informe» y la aquiescencia ecuménica de la Dirección de Patrimonio.
Estos del Consistorio se han venido arriba y le hacen un guiño, de paso, a los votantes de Vox, entre todos la mataron…
Y que se mantenga el nombre de un soldado cuyo mérito (a su pesar) fue ser el primer muerto luchando por el golpismo contra la democracia legalmente constituida…
Y que nos digan que como la gente apenas los conoce, que para qué molestarse.
Pues nada oye, fomentemos la ignorancia desde las instituciones, nos evitaremos muchas polémicas.
Nos movemos entre la desidia y la ignorancia.
La ley dice que se deben quitar los homenajes a los franquistas, una calle es un homenaje, cumplan la ley.
Y si no, a juicio, ya que la Dirección General no vela por el cumplimiento de la legalidad y es la primera en hacer torticeras interpretaciones de la ley que presentó su propio partido, como ha demostrado la última sentencia sobre la placa y el callejero de Huesca.
Así nos luce el pelo.
Enrique Gómez
Presidente de ARMHA