José María Ariño Castel y Fernando Sahún Campo, nos presentan este trabajo de investigación.
Transcurridos ya setenta y nueve años desde la conclusión de la Guerra Civil española, creernos que ha llegado el momento de analizar, con serenidad y sosiego, pero con total claridad, los trágicos acontecimientos ocurridos en nuestro Valle de Lierp durante la contienda bélica.
A lo largo de todos estos años, nuestro valle ha guardado silencio en señal de respeto hacia aquellos que pagaron con su vida el simple hecho de ser portadores de una ideología determinada, o que aspiraban a un sistema de organización socioeconómica que ellos consideraban más justa y equitativa para todos.
Quienes nacimos y crecimos en este espléndido marco geográfico en unos momentos históricos tan convulsos fuimos testigos de la correcta convivencia que siempre existió entre las gentes de nuestro valle, a pesar de los terribles acontecimientos ocurridos en el mismo. Sin embargo, un pacto tácito y misterioso sobrevolaba en el ambiente.
Frente al comportamiento afable y natural que presidía el trato diario entre los vecinos, no faltaban en las conversaciones las medias frases, los silencios repentinos o las afirmaciones dubitativas. Nuestra inquietud juvenil por ahondar más en este tema resultaba estéril. Ante el intento por parte de nuestros interlocutores de relatar al menos parte de lo ocurrido, surgían los reparos y los problemas de conciencia, y todo quedaba reducido a un simple dato, a un pasaje o a un detalle sin importancia. Resultaba imposible hacerse una idea real de los hechos. Era como si todos los habitantes del valle se hubieran puesto de acuerdo para no mencionar nunca jamás aquellos amargos recuerdos por temor a herir la sensibilidad de alguien.