Mariano Constante, Manuel Razola
El campo bordeaba la carretera principal. Tal circunstancia no modificaba en nada el comportamiento de los SS. Y los niños, que cada mañana se dirigían a la escuela, eran a menudo testigos de sus crímenes. El camarada Santiago, que trabajó más adelante en la construcción del muro que rodearía el campo, no vio jamás a esos niños detenerse ni dar la sensación de ver estas escenas terroríficas, así como tampoco a los hombres electrocutados que aun no habían sido retirados de las alambradas de púas a las que estaban asidos.
Este libro es un desgarrador relato de algunos republicanos españoles que sobrevivieron a uno de los campos de concentración más terribles de la Alemania Nazi. El lector se enfrenta a un libro duro, a una verdadera fotografía del horror. Los testimonios nos hablan de ejemplos de solidaridad colectiva, y una potente organización clandestina como clave de la supervivencia de los españoles que sobrevivieron a la muerte en Mauthausen y sus subcampos.
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