La única fosa todavía existente en el cementerio de Alcalá de Gurrea contiene los restos de un vecino del pueblo, Sebastián Franco Ciprés, que se convertiría en el último de los treinta vecinos asesinados por los rebeldes en esa localidad, aparte de los trabajadores eventuales que residían en la colonia obrera de Tormos Se encuentra a mano derecha de la puerta vieja del recinto, entre ésta y el nuevo acceso al camposanto. Ninguna señal distintiva indica el punto de la tumba
La fosa que contuvo en su día los restos de las 30 víctimas de la masacre ocurrida en el término de “El Pocico” el día 5 de octubre de 1936, conocida en la zona como “la masacre del camión” por haber sido transportadas las víctimas a bordo de un camión hasta el lugar en el que se produjo la ejecución colectiva. Casi todos los fallecidos eran trabajadores de las obras de Tormos que residían en la colonia obrera existente en el lugar. Sólo se conocen los nombres de 18 de los hombres que fueron asesinados:
José Artieda Cucalón,
Jorge Bernat Ríos,
Pedro Juan Pardo Monzón,
Manuel Ramos Domínguez,
Anatolio López Carrera,
Antonio Malo Escuer,
Antonio Monterde Piñol,
Emérito Oliva Asín,
Manuel Ramos Domínguez,
Hermes Sanagustín Expósito,
Eugenio Sánchez López,
Dionisio Sebastián,
Bienvenido Trasobares Aso,
Santos Vallespín Tremp,
Esteban Mariano Zurrón Herranz,
Eugenio Monesma Bailo,
Feliciano Lasierra Monzón
Angel Sánchez.
De otros dos de los muertos sólo se sabe que uno de ellos se apellidaba Campín y que el segundo se llamaba Francisco y era de origen navarro.
La fosa se hallaba en un campo cercano al cauce del canal de los Monegros, de donde fueron exhumados sus cuerpos para resituarlos en otra fosa común en el interior de cementerio de la localidad. Los restos de esos 30 hombres volverían a ser exhumados para ser trasladados al Valle de los Caídos.
Hoya de Huesca-Plana de Uesca