El pasado 1 de marzo, la anterior corporación municipal de Zaragoza, aprobó el cambio provisional del nombre de 8 calles dedicadas a personajes franquistas, como el del arzobispo durante la guerra y la posguerra, o el artífice de la depuración del magisterio.
La propuesta era para el primer Justicia de la democracia y para cientificas o exponentes de las artes.
Se cumplían así dos objetivos, retirar los honores a franquistas, cumpliendo la Ley de Memoria Democrática de Aragón y feminizar el callejero.
Pero parece ser que para el nuevo consistorio, PP y Ciudadanos, con la vigilancia de VOX, no está bastante documentado.
No sabemos si de lo que carece el informe técnico-histórico, es que esos personajes sirvieron en connivencia con el franquismo, o que los nombres propuestos no tienen la suficiente categoría para sustituir a quienes apoyaron a un genocida.
Curioso que el ayuntamiento estudie el quitar el nombre al parque y al vial que se denomina CHE Guevara, porque según VOX, denigra a Zaragoza.
Moción presentada en el mismo pleno que el ayuntamiento desistió de continuar personado como querellante por los crímenes del franquismo.
Pero estos mismos representantes de la ciudadanía, no ven denigrante que tengamos una calle con el nombre de Gonzalo Calamita.
Rector de la Universidad de Zaragoza hasta 1941, que desde el primer momento del golpe militar se puso al servicio de Franco, consideraba que la universidad estaba reservada para la élite, y desde luego no veía con buenos ojos los esfuerzos de la República por alfabetizar a los ciudadanos.
Por lo que se dedicó a ayudar a los sublevados contra la república, por su título de rector estaba exento de colaborar con la Junta de Defensa, el rogó que se le incluyese.
«Los Maestros, los Catedráticos, la Institución Libre de Enseñanza, como bien destacaba el rector Calamita, siempre que tenía oportunidad, eran los principales responsables de todo lo que había pasado en España en los últimos cinco años y debían pagar por ello»