José María Maldonado
Al estallar en 1936 la Guerra Civil Española, no había ni un solo avión en territorio aragonés, aunque eso no sería óbice para que, desde el día siguiente, se sufrieran los efectos de sus bombas en las ciudades aragonesas. Para cuando los combates abandonaban esta región a mediados de 1938, las toneladas de bombas y metralla lanzadas desde el aire habían causado enormes destrozos y un número de víctimas que pasaban del millar. Bombardeos sobre ciudades como Alcañiz, Barbastro o Zaragoza causaron centenares de muertos.
Durante estos dos años de guerra en tierras aragonesas, los aviones, su capacidad destructiva y la forma de lanzar su dañina carga habían evolucionado de una forma drástica. De aviación y de bombardeos, así como de la importancia de ambos en el desenlace final de la guerra civil, trata este libro: Aragón bajo las bombas, que cuenta con un anexo formado por cuarenta y ocho fotografías aéreas y con un cedé que incluye la relación completa de todos los bombardeos que sufrieron las poblaciones de estas tierras.
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