El sábado día 10 de septiembre, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica en Aragón, procedió a la inauguración de un monolito en el cementerio de Tierga, en recuerdo a los vecinos de Borja y Ainzón que fueron asesinados en las proximidades de esta localidad el día 18 de septiembre de 1936, enterrados en dicho cementerio. Entre ellos se encontraba el pintor D. Baltasar González, alcalde de Borja al comienzo de la Guerra Civil, aunque sus restos fueron traslados a su ciudad, pocos años después del término de la contienda y, en la actualidad, reposan en el panteón familiar del cementerio de Borja.
Redondo Chueca, Marcelino Román
En el acto estuvo presente una representación del M. I. Ayuntamiento de Borja, encabezada por el alcalde de la ciudad, D. Fancisco Miguel Arilla Andía a quien acompañaban los concejales Dª Ana Echave y D. Leandro José Galindo que efectuaron una ofrenda floral ante el monolito. Entre los asistentes también se encontraba el alcalde de Tierga y el anterior Presidente de la comarca de Campo de Borja D. Sergio Pérez Pueyo. Asimismo se dieron cita en el acto familiares de las víctimas y militantes históricos de la Agrupación Socialista de Borja.
El Centro de Estudios Borjanos publicó, dentro del Diccionario Biográfico de personas relacionadas con los veinticuatro municipios del antiguo Partido Judicial de Borja, que les fue entregado a los organizadores, los nombres de todas las víctimas de la guerra, con expresión de las circunstancias que rodearon su muerte
Testimonio Familiar:
Se van a cumplir 75 años del comienzo de esta historia.
El 16 de septiembre de 1936 la Guardia Civil fue a detener a Andrés Redondo a la casa de sus padres ya que era soltero y vivía con ellos, pero no estaba en casa y quiso la mala fortuna que llegara su hermano a visitar a su madre. Como no estaba un hermano se llevaron al otro.
Al enterarse Andrés bajo al cuartelillo, a el le detuvieron pero a su hermano no lo soltaron, igual suerte corrió Marcelino cuando fue a interesarse por sus hijos.
Dos días después al bajarles la comida les dijeron que no hacía falta, de madrugada se los habían llevado a Tierga.
Durante 70 años este fue el final, pero un día Ana la hija pequeña de Mariano oyó las noticias sobre el proyecto de Ley de Memoria Histórica y pensó que ya era hora de saber dónde estaban los restos de su padre. Se puso en contacto con Chunta y estos la remitieron a la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón.
Durante un año se llevaron a cabo los trabajos de indagación, elaboración del proyecto y petición de permisos que hacen falta en nuestra comunidad para llevar a cabo una exhumación. Y llego el día, con ayuda de voluntarios y de los miembros de la asociación se llevo a cabo dicha exhumación. Pero donde los testimonios orales habían indicado que estaban los restos no se encontró nada y llego otro final decepcionante, pero no perdimos la esperanza.
Durante estos cuatro años hemos intentado recabar más información pero a sido infructuosa todo parece indicar que los restos están debajo de los nichos construidos en los años 60.
Y hoy culmina el proceso que puso en marcha Ana, aun con la pena de no haber encontrado sus restos, con la satisfacción de rescatarlos del olvido al que les condenaron sus asesinos. Sirva este monolito en memoria y recuerdo de nuestros familiares, pero también en recordatorio de lo que nunca debió pasar y nunca debe volver a suceder.
Sófocles: Al muerto que yace abandonado levántale una tumba y yo añado no permitas que nuestros muertos y desaparecidos continúen en el olvido.
Soy Mercedes, Marcelino era mi bisabuelo, Mariano era mi abuelo, Ana es mi madre tenia un año cuando mataron a su padre. Han tenido que pasar 75 años para tener un lugar donde depositarle unas flores.
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