INDULTITOS E INDULTAZOS

Enrique Gómez ArnasPublicaciones y ArtículosLeave a Comment

El festival de la hipocresía, tan habitual por nuestro solar patrio, anda desbocado estos días.

Las orejeras no nos permiten ver más allá de las narices y no nos dejan oír ningún argumento que no coincida con nuestros propios prejuicios políticos.

En este país se han dado miles de indultos de forma que podría (solo aparentemente) considerarse sorprendente: populares han sacado a famosos socialistas de la cárcel y socialistas a corruptos notables adscritos a la derecha.

Nadie más que un Presidente del Gobierno español, Aznar, se atrevió a llamar Movimiento Nacional de Liberación vasco a ETA, ni acercó a más militantes vascos a cumplir condena cerca de su tierra de origen; pero la derecha, que ya ha expresado su rechazo a la «traición» por el indulto a los «golpistas» se olvida de estos hechos previos; » si lo hacen los míos, bien hecho está, si lo hacen los otros, que se vayan preparando».

Y todo viene de lo mismo. En este país las clases privilegiadas siempre se han considerado como las únicas legitimadas para detentar no solo el poder real, el conómico y fáctico, que ya tienen, sino también el político.

Por eso las acusaciones de ilegitimidad al gobierno actual, por eso derribaron también a la República, los políticos se «desmandaron» y los militares pusieron en su sitio al país entero, estos eran los ancestros de los que quieren acabar hoy en día con 26.000.000 hijos de puta, los «nuestros» que revindica Vox.

Ningún problema con prevaricadores, corruptos, espadones golpistas reales (con listas de fusilables), terroristas manejadores de las cloacas del Estado, banqueros o torturadores; sin embargo, los nacionalistas deben quedar al margen de estas lista de miles de nombres, incluso aunque ya les quedará poca condena y fuera, como es, un gesto fundamentalmente simbólico; y es, insisto, por lo de siempre: son el enemigo, no así los de la lista de los que no quieren hablar en la que casi todos son de los suyos, estos son la anti-España, piensan diferente, y eso eso amigos, es imperdonable.

La derecha nunca tolera la disidencia, la reivindicación social, el cambio de estructuras, consideradas sacrosantas, olvidando que éstas han de estar al servicio de la sociedad y no al revés, por supuesto ellos son los únicos detentadores legítimos de TODO el poder.
Para mantenerse en el, o combaten con influencias, medios de comunicación, coacciones, chantajes o abusos de poder o lo hacen con las cloacas del Estado o con los tanques directamente.

La Democracia para ellos es una molestia que, a veces, pocas, se interpone frente a sus negocios ilimitados o para la gestión del país como un cortijo, suyo por supuesto, y en demasiadas ocasiones se les escapan muestras evidentes de que así lo piensan.

El gran indulto, el que queda por resolver en la historia de nuestro país, es el que se otorgó en 1977 a asesinos, torturadores, ladrones, golpistas, corruptos de toda laya y de estos barros vienen estos lodos.
Cuando no se limpia la casa y se guarda la porquería bajo las alfombras acaba oliendo.

Si esta injusticia colosal no nos importó, ¿porque habrían de hacerlo unos pocos miles de indultos que, en gran medida, muestran como quienes se burlan de la democracia siempre salen ganando, eso si, sí sus esfuerzos han apuntado en la dirección correcta para el poder?

Una sociedad que hubiera mirado a la cara su pasado, una sociedad de ciudadanos libres, formados y tolerantes, no se vería otra vez sumida en sus propios e insalvables prejuicios y aceptaría el principio liberal del respeto al otro y a sus ideas. Buscaría el acuerdo, cedería y estrecharía lazos sociales.

Pero ahí seguimos, como si el tiempo no hubiera pasado, encastillados e irreductibles.

Y es una pena porque un nuevo contrato social es inaplazable en esta sociedad que va a cambiar, ya lo está haciendo, nuestra realidad cotidiana y laboral.

Y me temo que estamos muy lejos de llegar siquiera a escucharnos, mucho menos a comprender las razones del otro.

Me gustaría terminar pensando que las nuevas generaciones van a sorprendernos con otro talante, con otra visión de la vida, pero están demasiado preocupados por el día a día, ante la realidad más dura de los últimos decenios.

Más vale que les ayudemos, pues ellos son el futuro, el suyo y el de todos, no lo olvidemos.

Cambiemos de mentalidad para cambiar la vida o la vida nos cambiará a nosotros.

ENRIQUE GÓMEZ ARNAS
PRESIDENTE ARMHA

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