DE HÉROES, TUMBAS Y SEPULCROS BLANQUEADOS

Mercedes SanchezArtículos de opinión, NoticiasLeave a Comment

Foto:  #resamer
Los restos de 26 vecinos de la localidad de Angüés asesinados en las tapias del cementerio de Las Mártires en Huesca entre diciembre de 1936 y enero de 1937 han sido reinhumados en este mismo espacio, tras la identificación a partir de las muestras de ADN contrastadas con las de sus familiares directos. La ceremonia, presidida por la emotividad y la reivindicación de dignidad para las víctimas del franquismo ha constituido un necesario acto de reparación y justicia.
Pero la más torpe y mediocre de las instituciones locales, como lo es el Ayuntamiento, también en materia de memoria, ha aprovechado la oportunidad para burlarse de familiares, vecinos y represaliados.
El alcalde Luis Felipe, desairando a otras autoridades, no ha comparecido y en su lugar ha actuado el responsable de Cultura, presentado en el acto, para sorpresa general, como «concejal de memoria democrática».
La pirueta protocolaria y jerárquica es de las que escuecen. ¿Cómo puede haber un «concejal de memoria» en un ámbito, el municipal, en el que se ha abolido semejante contenido democrático y estructura funcional?
El responsable de la CNT local, organización sindical a la que pertenecieron los vecinos de Angüés que han sido homenajeados, ha reprochado al ausente Luis Felipe que los «intereses políticos» que abonan su cobarde absentismo sean más poderosos que su obligación ética. Así, ha recordado que el prócer se niega a retirar la placa franquista en el patio del consistorio y mantiene las referencias de la dictadura en el callejero, también los símbolos que adornaron el ominoso régimen. La mención ha sido correspondida con aplausos que eran clamor crítico y exigencia cívica.
Luis Felipe sí acude a las celebraciones religiosas y militares, allí donde cosecha plácemes y expresa vocacional y mansa servidumbre. Por su parte, el oportunista concejal vicario que ha tomado la palabra, ha tenido el cuajo de referirse al «deber de memoria» y asegurar, sin que se le haya quebrado la voz ni arrugado el gesto, que «la memoria no es pasado sino presente y futuro, porque el progreso y la libertad, fundamentos de la democracia, no se pueden basar en el olvido».
Sepulcros blanqueados, nada más. Y nada menos.
Victor Pardo Lancina
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