Ante la última tropelía franquista en las Cortes de Aragón

m.s.Noticias

Atado y bien atado

Algo se ha hecho terriblemente mal en la democracia española cuando, 50 años después de la muerte del dictador, se producen noticias como la de la PNL presentada (y seguro que mayoritariamente aprobada) para la protección de los homenajes a los vencedores de la «Cruzada».
Blanquear al franquismo tiene muy graves consecuencias que, en el caso de la juventud (unido a su falta de conocimiento sobre lo que significó la dictadura para este país) supone un aumento de la aceptación de la dictadura entre ellos, el machismo y las posiciones más ultras ante gays e inmigrantes, por poner algunos ejemplos.
Estábamos esperando cual iba a ser la cuota a pagar por Azcón ante sus socios de la extrema derecha para aprobar los presupuestos: ahora ya la conocemos, pero seguro que hasta se creen sus propios argumentos falaces e ilegales. Lo del PAR dejémoslo en que tienen unos principios pero, «señora, si no le gustan tengo otros», unas direcciones generales bien lo valen (aunque apoyarán la ley de Memoria aragonesa en su momento).
Hagamos una simple reflexión sobre el tema que nos ocupa.

No señores, no se puede ser equidistante y comparar «bandos» en lo que se refiere a la Guerra de España: fue un golpe de Estado contra un régimen democrático perfectamente legitimado. El argumento de la «anarquía» reinante durante la República es el mismo que han presentado siempre todos los golpistas.
Con el golpe llegó una represión perfectamente planificada que asesinó a miles de personas, solo por su adscripción política, muchas de las cuales siguen desaparecidas.
El golpe asentó un gobierno dictatorial que asesinó, torturó y encarceló a miles de luchadores por la democracia. Si esto no lo comprenden las fuerzas políticas que están aprobando una PNL para proteger los monumentos que ensalzan a la dictadura tendrían que hacerse mirar sus credenciales democráticas.
En todo caso mucho trabajo queda por hacer. Hay que aplicar una ley vigente a nivel estatal, asumir los lugares de memoria (que, por supuesto, estos «equidistantes» han desprotegido) en un inventario nacional y hacer desaparecer los monumentos que siguen ensalzando la dictadura.


Ni más ni menos.

Enrique Gómez
Presidente ARMHA

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