Durante el mes de Septiembre se ha podido visitar en nuestra sede, sita en la avenida América, 105 de Zaragoza.

Del 6 al 20 de octubre la podéis disfrutar en Ayerbe, dentro de sus jornadas Memento.

Y en el Centro Cívico Rio Ebro a partir del 6 de Diciembre, edificio Marti, sito en la calle Alberto Duce, 2

Mujeres progresistas siempre las ha habido en nuestro país, aunque también, siempre, sus vidas hayan sido soterradas.
Sacar a la luz esas existencias es, también labor de la llamada Memoria Histórica.
Miles de mujeres que lucharon por su liberación y por la justicia social, fueron represaliadas, sus logros minimizados, sus esfuerzos ocultados. Si alguien tuvo una doble represión, un silenciamiento y un retroceso brutal en sus derechos, con la llegada de la dictadura, fueron las mujeres.
Algo tan simple como el derecho a la educación, no digamos a la educación superior, los derechos políticos y civiles, el manejo de su propia vida eran una utopía en la España de finales siglo XIX y principios del XX, pero la mujer estaba tomando conciencia.
En Europa, la Primera Guerra Mundial, hizo que las mujeres salieran masivamente sus hogares para tomar las riendas de la economía y del esfuerzo bélico. Cuando, tras el conflicto mundial, el patriarcado capitalista las quiso volver a relegar a tareas domésticas las mujeres no se dejaron manipular, habían salido a la calle y ya no volverían atrás. Organizaciones sufragistas mantenían postulados feministas de primera hora.
La igualdad debía ser total, también política. Las mujeres no eran menores de edad permanentes.
Ya no se conformaban con el papel tradicional que les asignaba la sociedad, se organizarían y los ecos de esos movimientos también llegaron a España.
La lucha feminista siempre es más ardua pues no luchas solo contra el poder establecido sino también contra el machismo de tus propios compañeros de clase (social, por supuesto).
La pedagogía estaba cambiando, el acceso a la universidad con la cosecha de profesionales liberales femeninas ya va avanzando, las mujeres ocupaban puestos en el periodismo, firmaban sin seudónimo masculino grandes obras literarias, las maestras querían enseñar otras cosas y de otra manera, las obreras se agrupan para defenderse de los abusos laborales, los partidos políticos tenían que contar con ellas tanto para defender sus derechos civiles como el trascendental derecho al voto.
La emancipación de la mujer de padres, hermanos y maridos comenzó a reflejarse en los Códigos Civiles. Contar ésta apasionante historia, comenzando por sus antecedentes describiendo, la situación femenina en nuestro país antes de la llegada de los movimientos emancipadores, siguiendo por las precursoras de la época republicana, después por el desarrollo acelerado de consecución de derechos ( siempre peleados) durante la propia República, y terminando, en el cerrojazo brutal de la Guerra Civil y de la dictadura, es el propósito de esta exposición.
Añadamos, a modo de final esperanzado, la lucha que, por supuesto también, las mujeres plantearon frente al franquismo.
No se puede hacer memoria, es decir también historia, sin contar las vicisitudes por las que han pasado más de la mitad de la sociedad española de los siglos XIX, XX y XXI.
Una historia de lucha, de esperanza, de emancipación, de búsqueda de justicia y libertad
Una lucha que sigue.
La lucha de las mujeres republicanas.