El 27 de septiembre de 1975, tan solo dos meses antes de la muerte del dictador Francisco Franco, fueron fusilados los últimos condenados a muerte por el régimen franquista.
- José Humberto Baena Alonso, de 24 años, miembro del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP).
- José Luis Sánchez Bravo Solla, de 19 años, también miembro del FRAP.
- Ramón García Sanz, de 27 años, miembro del FRAP.
- Juan Paredes Manot, alias «Txiki», de 21 años, miembro de ETA político-militar.
- Ángel Otaegui, de 33 años, también miembro de ETA político-militar.
Las ejecuciones fueron llevadas a cabo por pelotones de voluntarios de la Guardia Civil en las poblaciones de Hoyo de Manzanares (Madrid), Barcelona y Burgos.
Los fusilamientos fueron condenados por la comunidad internacional y provocaron una gran indignación en España. Se consideraron un acto de barbarie y una muestra de la intransigencia del régimen franquista.
Las condenas
Las condenas a muerte de los cinco fusilados fueron dictadas por consejos sumarísimos militares, que estaban compuestos por militares y civiles nombrados por el gobierno franquista. Los juicios fueron considerados por la comunidad internacional como irregulares y carentes de garantías procesales.
En el caso de los miembros del FRAP, los jueces consideraron que habían cometido un delito de rebelión militar. Sin embargo, los abogados de la defensa argumentaron que los acusados no eran militares y que, por lo tanto, no podían ser juzgados por un tribunal militar.
En el caso de los miembros de ETA, los jueces consideraron que habían cometido un delito de asesinato. Sin embargo, los abogados de la defensa argumentaron que los acusados habían actuado en legítima defensa, ya que el guardia civil José Antonio Pardines Arcay había disparado contra ellos primero.
La reacción internacional
Los fusilamientos del 27 de septiembre de 1975 fueron condenados por la comunidad internacional. La Unión Europea, los Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresaron su rechazo a la violencia y su preocupación por el futuro de la democracia en España.
En España, las protestas contra los fusilamientos fueron masivas. En Madrid, miles de personas se manifestaron en la Plaza de España para exigir la libertad de los presos políticos.
Franco murió el 20 de noviembre de 1975, dos meses después de los fusilamientos.
En 2005, el Tribunal Supremo español anuló las condenas a muerte de los cinco ejecutados. Sin embargo, las ejecuciones siguen siendo un episodio oscuro de la historia de España.
Mercedes Sánchez