En memoria a los navarros del tercio de Sanjurjo asesinados en Zaragoza. En un día desapacible con amenaza de lluvia, el acto ha tenido que comenzar en una de las salas laicas del tanatorio del cementerio de Torrero, que se ha quedado pequeño ante la afluencia de personas.

Este sábado el Ayuntamiento de Zaragoza, a vuelto a demostrar su implicación con la memoria histórica. El homenaje a contado con las intervenciones de Pedro Santisteve, Alcalde de Zaragoza, Paolo Albanese, Alcalde de Sartaguda, la cantante Maite Mené, los familiares Paulino Molinet Martínez, Puri Pérez Jaso, Arcadio Ibáñez, Ana Ollo Hualde, Consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales, del Gobierno de Navarra.

En su intervención Pedro Santisteve a incidido en que este pais sufre una enfermedad, la de la amnesia retrógrada, y que para poder olvidar hay que poder recordar.

Pablo Albanese ha intervenido en nombre de las 22 localidades a las que pertenecían los 227 navarros asesinados, ya que Sartaguda es la localidad de la que procedian el mayor número de ellos. Ha expresado su agradecimiento al ayuntamiento de Zaragoza, cuando Gobierno de Navarra les presento el proyecto la contestación que recibieron del consistorio zaragozano fué: «cuando y donde».

La cantautora Maite Mené, acompañada por su hijo Josu Zabala, canto una canción en euskara dedicada a su abuelo fusilado en 1936 por el fascismo y cuyo nombre figura en una placa en el memorial del cementerio de Torrero, es la primera vez que ha tenido la oportunidad de cantarla.

Emotivas palabras de tres familiares y la lectura de los 227 nombres, antes de trasladarse al lugar donde se levanta el monolito.

Según los datos recopilados por el Ateneo los fusilados pertenecían a 22 localidades distintas: Ablitas, 2; Andosilla, 16; Arroitz, 2; Azkoien/Peralta, 1; Cadreita, 6; Cárcar, 18; Carcastillo, 7; Erriberri/Olite, 14; Funes, 4; Lerín, 1; Lizarra/Estella, 1; Lodosa, 21; Marcilla, 14; Mélida, 16; Mendavia, 2; Monteagudo, 3; Murillo el Fruto, 12; Pitillas, 13; Santacara, 4; Sartaguda, 44; Sesma, 2; Tafalla, 2; Uxue, 5; Zangotza/Sangüesa, 15.

Se ha procedido al descubrimiento de la escultura en el lugar donde se encontraban los restos antes de su exhumación en 1979. Dicha escultura es obra de Javier Unzué. «Representa a un hombre cabizbajo, con los brazos en alto y con un agujero en el pecho. Tiene dos significados unidos: por un lado, simboliza a los asesinados en el momento del fusilamiento, con los brazos en alto mientras una bala taladra su corazón. Por otro, recuerda el sufrimiento de los familiares que quedan, desgarrados por el dolor y lamentándose con los brazos extendidos y con un hueco en el corazón por la ausencia del ser querido.»